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miércoles, 17 de octubre de 2018

Fanjingshan: vasta y espléndida montaña.


China es, recordémoslo, uno de los países más extensos del mundo. Cerca de la ciudad de Tongren, en la  provincia sur-occidental de Guizhou, hay un monte muy especial, hasta el punto de que la Unesco lo ha incluido en su Lista del Patrimonio Unesco.
Es el Monte Fanjingshan que se encuentra en la cadena montuosa Wuling con un área que va más allá de los 400 kilómetros cuadrados. ¿Y qué tiene de especial Fanjingshan para que se le distinga de este modo? Pienso que entre otras razones poderosas, aunque seguramente no la de mayor fuerza, está la suntuosidad de su estructura. Pero, sin duda, el hecho de que la biodiversidad de su naturaleza sea de una riqueza casi impensable la hace merecer esa distinción. En su seno crecen cerca de 4.395 especies de plantas diversas. En esto de contar los chinos son muy expertos. Y 2.767 especies de animales, con la particularidad de que algunas de ellas solo existen allí.
Cuidar de ese admirable, extenso y variado mundo es un deber que nos incumbe  a todos, aunque nunca vayamos a aquellas excepcionales tierras. Pero el hecho debe animar en nosotros un sentimiento semejante hacia nuestro aparentemente pequeño y  pobre mundo en que vivimos. 
¿Pequeño y pobre? ¡De ningún modo! ¡En absoluto! El mundo en que vivimos es igual que el de Fanjingshan: vasto y espléndido. Pero depende de nosotros que siga siendo así. Si nuestra mente es corta, nos parecerá vivir encerrados en una odiosa covacha sobre la que solo cabe protestar y quejarse. Si nuestro corazón es estrecho viviremos siempre amargando un mundo que es amargo por nuestra propia miseria moral.
Los hombres que han hecho grande a su familia, a su sociedad y a su patria han sido los que supieron encender la llama del entusiasmo de los demás con el propio entusiasmo de hacer de lo aparentemente débil un enérgico instrumento de servicio y de entrega.

domingo, 24 de septiembre de 2017

El resumen de una vida.

La personalidad, vida y trabajos de Steve Jobs la conocemos bien. Se le atribuyen estas reflexiones en el final de su camino aquí abajo.
"He llegado a la cima del éxito en los negocios.
A los ojos de los demás, mi vida ha sido el símbolo del éxito.
Sin embargo, aparte del trabajo, tengo poca alegría. Finalmente, mi riqueza no es más que un hecho al que estoy acostumbrado.
En este momento, acostado en la cama del hospital y recordando toda mi vida, me doy cuenta de que todos los elogios y las riquezas de la que yo estaba tan orgulloso, se han convertido en algo insignificante ante la muerte inminente.
En la oscuridad, cuando miro las luces verdes del equipamiento para la respiración artificial y siento el zumbido de sus sonidos mecánicos, puedo sentir el aliento de la proximidad de la muerte que se me avecina.
Sólo ahora entiendo, una vez que uno acumula suficiente dinero para el resto de su vida, que tenemos que perseguir otros objetivos que no están relacionados con la riqueza.
Debe ser algo más importante: Por ejemplo, las historias de amor, el arte, los sueños de mi infancia...
No dejar de perseguir la riqueza, sólo puede convertir a una persona en un ser retorcido, igual que yo".

jueves, 14 de abril de 2016

Gaius Appuleius Diocles

Cayo Apuleyo Ninfidiano y su hermana Ninfidiana dedicaron a la Fortuna Primigenia, en Palestrina, una estatua en recuerdo y honor de su padre, Cayo Apuleyo Diocles, que murió en aquella ciudad “a los 42 años, siete meses y veintitrés días” en 146. En la base del monumento pusieron sus hijos la lápida que bien puedes leer arriba, pero que transcribo por si acaso no.

                                                  C. APPVLEIO DIOCLI
                                               AGITATORI PRIMO FACT
                                            RVSSAT NATIONE HISPANO
                                              FORTVNAE PRIMIGENIAE
                                      DD.C. APPVLEIVS NYMPHIDIANVS
                                                 ET NYMPHYDIA FILII
Cayo Apuleyo Diocles había nacido en Mérida Augusta (lo dice brevemente la tercera línea). Y había sido conductor – agitator - de cuadrigas en el equipo rojo (se lee en las líneas segunda y tercera).
Desde que Nerón, casi un siglo antes, había traído de uno de sus viajes a Grecia el espíritu deportivo, los juegos y un poco más tarde sus sucesores el pan gratis, habían empezado a corromper a una ciudadanía, la de la capital del Imperio, que estaba más por divertirse que por trabajar. Los circos (“máximo”, al pie del Palatino, y el de Calígula y Nerón, al pie de la colina Vaticana) eran lugares de encuentro, de apuestas, de comida, de luchas y de pasarlo bien durante horas y horas y hasta días y días.
Algún experto ha sumado los premios que nuestro paisano Cayo Apuleyo desde que empezó a correr a los 18 años, hasta su retirada profesional, pudo ganar en su carrera de carros: hasta 35.863.120 de sextercios, que hoy serían – aventura un cálculo posible - 13.600 millones de euros.
En el circo de Nerón apareció, entre otras dedicadas a héroes del mismo deporte, una lápida en la que se contaban detalladamente sus proezas: 4.257 carreras (alguna hasta con siete caballos unidos en un mismo tiro) y 1.462 victorias; dando, además, el nombre glorioso de los caballos. Y sus ganancias.
Nos vale para meditar. La grandeza debe nacer de la entrega constante. El honrado no es el que lo es en un acto concreto, siendo artero en los demás, sino el que ofrece en una bandera llena de sudor tal vez, pero limpia de marrullería, el fruto de su trabajo. Y tenaz no es el que pone toda su fuerza en conseguir un premio halagüeño, sino el que pone en su vida, día a día, acto a acto, gesto a gesto, la constancia del esfuerzo sin mengua hasta que la cuerda aguanta.
Nuestro arte de educadores y padres consiste en alentar sin desfallecer, con la belleza de la trasparencia, el entrenamiento de nuestros artistas de la  vida en ciernes. 

jueves, 10 de marzo de 2016

Perlas.

Lindsay Hasz y su marido Chris cenaban hace unos días en el restaurante de productos de mar Montalcino de Issaquah, en el estado de Washington. Lindsay se sintió molesta, pero poco después más o menos asombrada (y contenta), cuando, al masticar, dio en duro y encontró una rara perla color violeta llamada Quahog. Un experto calculó al día siguiente que la pequeña perla podía valer 600 dólares. La almeja mercenaria, redonda o de tapa dura es un molusco de las costas orientales de América del Norte y Central. Y no es muy raro encontrarles en sus entresijos productos tan poco comestibles y tan estimables como una pequeña perla de color rosa o violeta.
Este es el arranque. Vayamos a la moraleja. Vivimos, comemos y masticamos día a día sin descubrir que la vida y los alimentos que la sostienen, las personas con las que nos encontramos casualmente o tratamos a diario son más perla de lo que de ordinario sentimos. Lamentamos no haberles reconocido su valor de perla hasta haberlas perdido y, por consiguiente, perdemos la oportunidad de sorber de su personalidad ese hondo sabor a grande que tantas personas encierran. Son ordinariamente sencillas, no hacen ruido, no enseñan su alma, pero están dispuestas a abrirse para nosotros aunque ello suponga, en alguna forma, perder la libertad y la vida. 

miércoles, 24 de febrero de 2016

Una herencia.

“Marija Zlatic tiene 86 años y vive en una casa de adobes en la zona montañosa de Boljevac, en Serbia. Recientemente ha heredado seiscientos mil euros tras la muerte de su exmarido hace cinco años. El hombre había ido con ella a Australia en 1956, pero después de dos años Marija volvió a su casa para atender a su madre enferma. Al conocer la muerte de su exmarido un vecino la ayudó para ponerse en contacto con la embajada australiana y ha tenido acceso a la herencia hace pocas semanas. «No necesito dinero - explicó en una entrevista -  a mí me basta con tener pan, agua y leña para el invierno». Marija ha decidido dar la herencia para los necesitados de la comunidad. Ella sigue manteniéndose con su pensión de 65 euros al mes”. Hasta aquí la nota de prensa.
Y desde aquí algunas preguntas: ¿Me acostumbro a tener y no puedo prescindir de lo que tengo? ¿Sueño con un pariente de América que me deje un pellizquito de dinero para mis desahogos más perentorios? ¿Lo compartiría con alguien de mi cercanía? ¿Daría la mitad para los más necesitados de mi entorno o lo  entregaría a la autoridad competente para su distribución a instituciones de asistencia social?
¿Soy de los que se quejan de la insuficiencia de lo que ganan, de lo que gastan, de lo que queman? ¿Deseo un milagro para poder concederme un caprichito? ¿Vivo quejándome, envidiando, rabiando…? ¿Me gustaría no tener ya que trabajar porque he reunido todo lo que me hace feliz sin temor a quedarme en blanco?
Desde mi postura vital y crediticia hasta la situación de Marija hay dos distancias que son el tener y el desear. Marija no tiene ni retiene ni desea. Es feliz con su agua, su pan y su leña.
Y desde la postura de Marija hasta la que ha quedado descrita hay otra que es la de gozar con la propia realidad sin perder de vista que hay otros que tal vez necesitan de mi recuerdo.

domingo, 12 de junio de 2011

Catones.


Hubo y hay muchos Catones. Yo diría que todos buenos. Vamos con algunos y empezamos por Marco Porcio Catón, “el censor”, de familia humilde (234-149 aC). Fue casi un “humanista” dieciocho siglos antes del Humanismo. Fue político notable (por ejemplo, siendo procónsul en España, sometió a los hispanos siempre rebeldes: ¡y ya es mérito!), militar eficaz (tomó parte, por ejemplo, en la batalla de Metauro, donde el sol cartaginés empezó su declive), fecundo escritor y agricultor. Fue sucesivamente tribuno, pretor, cónsul y censor. Como tal, se distinguió por la enérgica defensa de las tradiciones romanas de los mayores, frente a las corrientes que empezaban a llegar de Grecia con el lujo como bandera.
Vamos con otro Catón. Es la firma de un gran catedrático mexicano actual, abogado y prolífico periodista, Armando Fuentes Aguirre. Y para que se vea su enorme valía como pensador de fresca profundidad y la razón, sin duda, del seudónimo apuntado, se ofrece a la lectura una demanda en favor de la limpieza, la belleza y la riqueza de la vida sencilla.  
Me propongo demandar a la revista "Fortune", pues me hizo víctima de una omisión inexplicable. Resulta que publicó la lista de los hombres más ricos del planeta, y en esta lista no aparezco yo. Aparecen, sí, el sultán de Brunei, aparecen también los herederos de Sam Walton y Takichiro Mori. Figuran ahí también personalidades como la Reina Isabel de Inglaterra, Stavros  Niarkos, y los mexicanos Carlos Slim y Emilio Azcárraga. Sin embargo a mí no me menciona la revista.
Y yo soy un hombre rico, inmensamente rico. Y si no, vean ustedes: Tengo vida, que recibí no sé por qué, y salud, que conservo no sé cómo. Tengo una familia, esposa adorable que al entregarme su vida me dio lo mejor de la mía; hijos maravillosos de quienes no he recibido sino felicidad; nietos con los cuales ejerzo una nueva y gozosa paternidad. Tengo hermanos que son como mis amigos, y amigos que son como mis hermanos. Tengo gente que me ama con sinceridad a pesar de mis defectos, y a la que yo amo con sinceridad a pesar de mis defectos.
Tengo cuatro lectores a los que cada día les doy gracias porque leen bien lo que yo escribo mal.
Tengo una casa, y en ella muchos libros (mi esposa diría que tengo muchos libros, y entre ellos una casa). Poseo un pedacito del mundo en la forma de un huerto que cada año me da manzanas que habrían acortado aún más la presencia de Adán y Eva en el Paraíso. Tengo un perro que no se va a dormir hasta que llego, y que me recibe como si fuera yo el dueño de los cielos y la tierra.
Tengo ojos que ven y oídos que oyen; pies que caminan y manos que acarician; cerebro que piensa cosas que a otros se les habían ocurrido ya, pero que a mí no se me habían ocurrido nunca.
Soy dueño de la común herencia de los hombres: alegrías para disfrutarlas y penas para hermanarme a los que sufren. Y tengo fe en Dios que guarda para mí infinito amor.
¿Puede haber mayores riquezas que las mías? ¿Por qué, entonces, no me puso la revista "Fortune" en la lista de los hombres más ricos del planeta?"
¿Y tú como te consideras? ¿Rico o Pobre?