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sábado, 9 de junio de 2018

Don Pietro Zago (SDB).


«Cumplo 83 años el 6 de enero próximo pero, mira por dónde, todos esos años no los siento en absoluto. Además me siento extraño en una patria que había dejado 61 años antes, patria que ahora me cuesta reconocer. He pedido a mis superiores de Roma, y me lo han concedido, poder volver a las Islas Filipinas, donde había dejado más de 22 años de trabajo misionero. Aquí en Italia me muero de nostalgia y de pereza».
Y en esa espera, la tarde del pasado 28 de diciembre murió en Perosa Argentina (Italia) donde había nacido, el misionero salesiano Pietro Zago.
Desde 1969 había desplegado su simpatía, su afecto, su entrega como entusiasta misionero en la India, Filipinas, Papúa Nueva Guinea y, desde 2001, en Pakistán, en  Quetta (aquel Beluchistán que estudiamos de niños en nuestras geografías, próximo a las fronteras con Afganistán).
Su precioso servicio era apreciado en países donde el cristianismo y sus formas de convivir parecen al menos extrañas. Se volcó en acoger, ayudar, proveer a cristianos y no cristianos. Especialmente a las víctimas del terremoto de 2005 y de las inundaciones de 2010. En Filipinas había construido escuelas y albergues y ese recuerdo le llevaba a revivirlo con su vuelta a aquellas islas.
Viene a estas páginas el querido y gran salesiano Don Pedro, no solo porque el que escribe estuvo ligado a él por la estima y otros lazos sino, sobre todo, porque su vida estuvo entregada plenamente al sueño interminable de Don Bosco, que nos da las Buenas Noches, sobre las Misiones.

lunes, 30 de abril de 2018

En Purwodadi, Don Bosco no para nunca.


Don Bosco nunca para. Nosotros, que seguimos escuchando que nos desea buenas noches, debemos seguirle por este pobre mundo buscando quiénes son los últimos que ha encontrado. Son estos de la obra salesiana de Purwodadi, abierta hace dos años por indicación del obispo de Punwokerto monseñor Julianus Sunarko, Jesuita.
Está en la provincia de Java Central, a 500 kilómetros de Yakarta y a 300 de la escuela salesiana de Blitar.
Y en ella cinco salesianos, secundados por educadores cristianos y musulmanes, animan una escuela para jóvenes de familias pobres. Seis de ellos, católicos, están en forma de internado y sirven de ejemplo y de vivencia del mensaje cristiano en el estilo de Don Bosco
Los 20 educadores de la obra admiran el espíritu de familia y el trabajo de grupo de toda la comunidad, comprometida en elevar la condición humana y social de la vida de los jóvenes.
Después de dos años, el párroco de la parroquia, misionero del Sagrado Corazón, pidió ayuda a los salesianos para la Pastoral Juvenil y se abrió un oratorio en Purwodadi. Y toda la Iglesia local se ha volcado en alentar este servicio tan salesiano. Dos salesianos y 30 jóvenes católicos animan el Oratorio cada quince días.
La comunidad salesiana sueña con atraer a más estudiantes, mejorar las infraestructuras y construir una casa comunitaria estable, ya que la actual, cerca del mar, se inunda con frecuencia con aluviones inevitables. Tratan de conseguir terreno para los campos de deportes y para el mismo centro escolar.
Ojalá haber seguido a Don Bosco en este nuevo servicio a los jóvenes de Yakarta despierte en los que leen su mensaje una actitud de sensibilidad para ceder algo que se tiene a los que no tienen casi nada. 

viernes, 1 de septiembre de 2017

Respeto a la vida.

Izumi Sakura nos da hoy las Buenas Noches. Es una ráfaga de aire limpio que nos viene de Japón.
El Arzobispo Mons. Savio Hon Tai Fai, Salesiano, secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, visitó Japón del 12 al 19 de agosto de 2017. La razón principal de la visita fue la participación en la Segunda edición del “Papa Francisco, Campo Servicio de Voluntariado”, celebrado en Nagasaki el 16 de agosto.
En el encuentro con los jóvenes, el arzobispo Savio propuso como modelos de vida al nuevo beato Takayama Ukon, a San Francesco Saverio y a Matteo Ricci, misioneros en China, modelos de inspiración para los jóvenes en su camino por la vida, sobre todo haciendo hincapié en la importancia de la amistad, y de crecer en virtud y sabiduría.
El arzobispo Savio visitó la Parroquia internacional de Hamamatsu dirigida por los salesianos, el “Bible Camp” a las orillas del lago Nojiri y se encontró con algunos miembros de la Familia Salesiana de Nagasaki. En Hamamatsu participó en un intercambio fraterno con la comunidad local y tuvo la experiencia de la “ceremonia del té”, junto con los fieles de la parroquia de japonés.
En Nojiri, el arzobispo vio el trabajo pastoral de la Inspectoría Salesiana y continuó con una breve visita en la comunidad de las Hijas de María Auxiliadora y el trabajo con las muchachas.
En una entrevista, unas horas antes de salir de Japón, Mons. Savio habló de dos grandes desafíos que enfrentan los jóvenes de hoy: el “respeto a la Vida” y la “identidad”. Al comentar sobre las altas tasas de suicidio entre los jóvenes, habló de la superficialidad con que se vive la vida, y la desorientación como la causa de una crisis de identidad.
Instó a los miembros de la Familia Salesiana a acompañar a los jóvenes con el Evangelio, ayudando a descubrir plenamente la vida de acuerdo con la exhortación del Santo Padre de caminar con los jóvenes unidos por el espíritu de familia, transmitiendo el amor de Dios por ellos y utilizando el Sistema Preventivo propuesto por Don Bosco.

jueves, 19 de enero de 2017

Siria: Esperanza y Reconciliación.

Otra vez Siria. Y el salesiano sirio Padre Dani Gaurie nos da las Buenas Noches con el resumen de su exposición el pasado 30 de Noviembre en el Salesianum de Viena.
Siete salesianos (cuatro en el centro juvenil de Damasco con unos 1.250 niños y jóvenes y tres en el Oratorio de Alepo al que acuden cerca de 900) animan la vida con todo lo que está a su alcance: tiempo libre y catecismo. “A pesar del sufrimiento, podemos experimentar cosas bellas y por encima de todo, experimentamos que Dios existe y está entre nosotros”, manifiesta el P. Gaurie.
Los salesianos tratan de transmitirles a los jóvenes dos elementos principales: “la esperanza y la reconciliación”. Sin estos dos elementos no habrá futuro en Siria.
El P. Gaurie explica que las explosiones de granadas son casi habituales, e incluso suceden en las zonas más tranquilas de Damasco y Alepo. El trabajo de los salesianos está a unos 2 a 3 km de la frontera. “Por supuesto, los padres de familia tienen miedo cuando envían a sus hijos hacia la obra salesiana… Hay peligro en todas partes, pero de alguna manera uno tiene que continuar”. Donde no hay combates, la gente trata de vivir una vida tan normal como sea posible, explica el salesiano. Muy a menudo falta lo suficiente para vivir: agua potable, alimentos o medicamentos. Los niños se han acostumbrado a la guerra, al sonido de los aviones, a los aviones de combate, a escuchar las bombas.
En Damasco hay 35 voluntarios que apoyan el trabajo de los Salesianos. Durante las actividades de verano llegan a unos 100 voluntarios. "Son muy importantes; sin ellos no haríamos mucho” explica el P. Gaurie.
El gobierno, dice, no impide el trabajo de los Salesianos “porque no hacemos actividades políticas”, pero tampoco apoyan económicamente.  
Pero los salesianos nunca han pensado en renunciar a su trabajo en el lugar: “El Inspector provincial nos preguntó si queríamos irnos del país. Nuestra respuesta fue clara: «No abandonaremos a la gente de Siria»”.

jueves, 22 de septiembre de 2016

Jakutia- Sakha.

La república autónoma de Jakutia-Sakha cubre tres millones de kilómetros cuadrados donde vive una población de un millón de gente sencilla y con problemas. Se trata de Siberia (Rusia). Allí los salesianos llevan sirviendo 23 años en dos pequeñas obras de atención a sus habitantes: Jakutsk y Aldán, separadas por 600 kilómetros, en las que cinco salesianos, secundados por gente muy cercana, han creado comunidades católicas pequeñas, pero de gran vigor, con cambios sociales y religiosos notables. Y en Jakutsk han terminado por fin la primera iglesia parroquial católica.    
El trabajo allí, esperanzador y entusiasta, se encuentra con dificultades y retos. Durante casi nueve meses la temperatura es de 50 grados bajo cero de la Escala Celsius. La permanencia de los misioneros no es prolongada, por lo que se deben sustituir con relativa frecuencia. La distancia de la Inspectoría salesiana “madre”, Eslovaquia, que tiene 23 obras en su propio territorio y una en Azerbaiyán. El ambiente multicultural y pluri-religioso (11 religiones diferentes: una tercera parte de cristianos ortodoxos, otro tanto de animistas, algunos ateos, musulmanes, cristianos de otras confesiones). Población juvenil numerosa, alcoholismo frecuente, crisis familiar muy extendida y minoría católica, de unos 500 bautizados, en diáspora natural. Unos cien misioneros laicos voluntarios, casi todos eslovacos, se han sucedido en la ayuda a las dos pequeñas comunidades a lo largo de estos 23 años.
Para los que leen estas páginas y se animen a ir, ellos también, al menos tres meses seguidos y conocimiento suficiente de ruso, tienen por delante estas bellas tareas: ayudar a profundizar en la fe, fortalecer la comunidad católica, vivir abiertos a los que los necesiten, dar testimonio de vida, servicio y educación, especialmente a los jóvenes pobres y a sus familias y cuidar la propia formación misionera y la de la comunidad internacional. 

viernes, 22 de julio de 2016

Kazanlak.

Don Bosco está en Kazanlak, Bulgaria, desde hace 22 años. Bulgaria está rodeada, ya sabes, por Rumanía, Serbia, Macedonia, Grecia y Turquía. Y se asoma gozosamente por el Este al Mar Negro. Los salesianos, solo cuatro, atienden dos obras en el centro de la nación: Kazanlak y Stara Zagora. Tres son checos y el cuarto, el más joven, Donbor Jyrwa, llegado hace poco, es indio y recibió la ordenación diaconal con rito católico bizantino (bien se ve en la foto) el pasado 18 de Junio en la parroquia salesiana de San José de Kazanlak.
Este notable acontecimiento es parte de la imagen de los misioneros que Don Bosco envía al mundo. La India, salesiana desde hace poco más de cien años, transfunde su joven fe con la vida de muchos misioneros en muchos lugares de la Tierra. Siendo como es la nación que más salesianos tiene en la actualidad (casi 2700 incluidos los 130 novicios) es natural que se ofrezca como sembradora de la misión de Don Bosco. Porque Don Bosco se sintió eco de las palabras de Jesús: “¡Id a todo el mundo para dar a todos los hombres esta buena noticia!”.
Cuando, estando en Barcelona en 1886, tuvo un sueño misionero la noche del 9 al 10 de abril, la Virgen le indicó “lo que debían hacer los salesianos” desde Valparaíso a Pekín, pasando por el corazón de África.
Diez años antes, cuando ya tenía a sus hijos en Argentina, les había escrito lamentando ser ya viejo y no poder unirse a ellos para darles un abrazo de padre y animarles en su valiente trabajo de ayuda a los jóvenes.
Somos y debemos seguir siendo de esa estirpe. No iremos porque los años, la familia, el trabajo, la salud… nos atan a este banco de aquí. Pero nada nos impide tener un corazón como el del padre en todo lo que sirva para que el trabajo que otros sí hacen sea más jugoso, más valiente, más generoso. ¡A la obra!   

jueves, 4 de febrero de 2016

Un obispo joven.

Monseñor Francis Xavier Osamu Mizobe había sido inspector provincial de los salesianos de Japón hasta el 2000. Desde ese año y hasta 2011, obispo de la diócesis de Sendai (2000-2004) y Takamatusu (2004-2011). Y desde que cumplió 75 años se dedica a la orientación espiritual de jóvenes adultos de Kyoto, en la parroquia de Nishijin en el centro de espiritualidad juvenil Boyoan.
“Soy feliz – dice - de dedicar el otoño de mi vida a los jóvenes... muchos jóvenes vienen aquí para profundizar en su experiencia de fe con retiros, estudio de la Biblia, guía espiritual… Hay ocho jóvenes que están emprendiendo un camino de discernimiento vocacional bajo una guía espiritual regular y con la oración en común. La mayor parte de ellos son estudiantes de la Universidad de Kyoto. Hay también algunos no cristianos que se están preparando para el Bautismo…
Los jóvenes desean asumir la responsabilidad de servir a otros jóvenes... Podemos y debemos ser animadores y formadores de colaboradores laicos… Me llena de alegría el camino que la Congregación está haciendo y confío en un futuro luminoso…”
Don Bosco, en la persona de los salesianos a cuyo frente estaba el casi legendario don Vincenzo Cimatti, llegaron a Japón hace casi noventa años. Hoy son 103, de los que no japoneses son solo 14; acogen y sirven a miles de jóvenes en las 15 casas extendidas en las dos islas mayores, Honshū y Kyushū.
En la primera está Tokio donde hay 7 obras de atención educativa y pastoral con parroquias, jardines de infancia, centros juveniles, atención a emigrantes, bachillerato, scouts, muchachos con dificultades de conducta (2), seminarios, formación profesional, editorial y campamentos de verano. 
La vida en Japón está presidida por un sumo respeto a la persona, un exacto cumplimiento del deber, un cuidado sumo de la Tierra y su belleza, un honrado sentido de colaboración, una generosa actitud de atención a los demás y una fidelidad extrema a la propia fe. Son rasgos peculiares que ayudan a educar y que bien podrían servir a los que vivimos en este otro hemisferio en el que una cierta alegría empapa, no siempre beneficiosamente, el proceso de formación de la persona, para proponernos metas más altas, modos más exactos, esfuerzos más nobles.

martes, 1 de septiembre de 2015

El grato recuerdo...

De ANS (Agencia de Noticias Salesianas) de Argentina es justo copiar la reseña que sigue. Ciento cuarenta años parecen pocos en la larga y densa Historia de una nación. Pero estos ciento cuarenta años de la presencia salesiana en aquella bella y querida tierra están llenos de la fecunda siembra que don Juan Cagliero y sus nueve acompañantes y sus sucesores han hecho con tanto acierto.   
“El 14 agosto por la tarde quedó formalmente inaugurado el museo de Don Bosco en Argentina. Se trata de un espacio interactivo que tiene su sede en un lugar histórico para la Familia Salesiana: la Iglesia Mater Misericordiae, que fue el lugar en torno al cual se congregaba la Comunidad Italiana en Argentina, y la casa de los primeros salesianos enviados por Don Bosco, para cumplir el sueño de ser misioneros en la Patagonia.
Así mismo, en el 2015 dicho lugar cobró un significado especial, dado que este año, además del Bicentenario del nacimiento de Don Bosco, se cumplen 140 años de la llegada de los primeros misioneros salesianos a la Argentina.
La inauguración contó con la asistencia y participación de un numeroso público entre los que se destacaron los Exploradores Argentinos de Don Bosco, que asistieron en el marco de los festejos por el centenario de la fundación del movimiento. Durante el evento también estuvo presente el cardenal argentino Mario Poli, quien celebró la Eucaristía y tuvo palabras de agradecimiento y elogio para con los salesianos.
El Museo de Don Bosco en Argentina es un espacio preparado para que las personas que lo visiten puedan participar poniendo en juego los diferentes sentidos. Así, a lo largo de las cuatro salas con las que cuenta, se propone a los invitados no solo conocer y comprender la Obra de Don Bosco, sino también poder interactuar con la muestra, tomando un rol activo durante toda la visita. Se trata de un ámbito en el que la sola visita se transforma en una experiencia vital, que provoca, sensibiliza y motiva a la acción.
El Museo es una oportunidad para toda la Familia Salesiana de renovar el compromiso de llegar a los jóvenes y acompañarlos en sus retos, aprendiendo del pasado, para comprender el presente y soñar el futuro.”

miércoles, 27 de agosto de 2014

Monrovia.

Monrovia, como sabes, es la capital de Liberia. Se llama así en agradecimiento al Presidente de los Estados Unidos de América James Monroe quien, por medio de la Sociedad Americana de Colonización, dejó en manos de un grupo de esclavos negros “americanos” la nueva nación, Liberia, hace casi dos siglos.
Bueno, pues en Monrovia – según nos comunican - cinco jóvenes, cristianos y musulmanes, han fundado un grupo singular, “Dominic Savio & Don Bosco”, para ayudar a prevenir el contagio del Ébola. Seguramente Josaphat y sus cuatro amigos no saben tanto como nosotros, por todo lo que hemos visto y oído estas últimas semanas sobre la enfermedad. Pero están al lado de ella y saben muy bien que hace dos siglos, más o menos, Don Bosco y sus muchachos se emplearon a fondo para atender a algunas de las muchas víctimas del cólera en Turín: “Creo que lo que Don Bosco hizo en su tiempo durante la epidemia del cólera puede hacerlo también hoy por medio de nosotros”.
Convencieron a uno que tenía un coche a que los llevase a una aldea a tres horas y media de la capital donde toda una familia de seis miembros había muerto víctima del virus. Pagaron bien y en esa zona, donde no hay electricidad ni televisión y donde nadie se atreve a internarse, tratan de hacer conocer las instrucciones del Ministerio de Sanidad, es decir, la forma de vivir para evitar el contagio.
Además de repartir octavillas y dar explicaciones en los mercados locales, distribuyen, casa por casa, guantes, sudaderas de manga larga y desinfectante a base de cloro, para reducir las posibilidades de contacto y contagio. Especialmente en las casas donde hay algún enfermo o fallecido, para evitar que las prácticas tradicionales se conviertan en una trampa para la salud.
Para adquirir desinfectantes, guantes, suéteres, transporte y todo lo necesario, Josaphat y sus muchachos hacen como Don Bosco: llaman a la puerta del que tiene algo que no usa y van a la capital para encontrar ayuda para la periferia rural. La información, la prevención y la apertura del corazón siguen siendo los modos de trabajar.

A Josaphat se la ha invitado a que sea prudente: el tanto por ciento más alto de víctimas está precisamente entre los que cuidan a los enfermos. Alguno le ha aconsejado que lo deje. “Me parece que es una estafa a Dios. Aunque fuese este el único acto que hago en toda mi vida, sería feliz si lo llevo a término. Es Dios quien me ha dado vida y salud. Debo usarlas para servir”.

domingo, 4 de agosto de 2013

Goma.



Copio de El Mundo el último capítulo (23/07/2013) del blog de Raquel Villaécija y Alberto Rojas: Las cicatrices de Ruanda. Una niña olvidada en la letrina.

“Hay criaturas que al nacer ya arrastran una condena. Joseph se quedó huérfano en el paritorio hace seis horas y su padre acaba de dejarlo en la puerta del centro Don Bosco, el único recurso para los huérfanos de Goma. Ahora duerme su primer sueño acunado por Beatrice, la mujer que cuidará de él hasta que se haga mayor de edad o la familia lo reclame. Esta congoleña madre de dos hijos no solo se ocupa de todos los menores sin padre de la ciudad sino que además ha adoptado a uno.
Al lado de Joseph descansa Herminia, una niña de pocos días a la que dejaron abandonada en las letrinas de un campo de desplazados. O Jean, cuya madre lo dejó tirado en una calle de la ciudad porque nació con una minusvalía. En esta sala ya no hay penas. Da igual que fuera zumbe la artillería. Una veintena de recién nacidos tendrá un futuro (el que sea, bueno o malo, pero futuro) gracias a la labor de los que trabajan en este mítico orfanato fundado por salesianos.
Uno de ellos, que lleva aquí 32 años, nos acompaña en la visita. Honorato Alonso es un religioso español comprometido con los intocables del Congo. Nos muestra todo lo que han levantado desde que este centro era un sueño casi imposible.
Éste es uno de los pocos sitios donde se oye a los niños reír y se les ve jugar. En la cocina, una enorme nave humeante, algunos jóvenes que estudiaron en el centro se dedican ahora a preparar el almuerzo para miles de niños. Los más pequeños ponen la mesa, reparten platos y cubiertos. Las madres violadas del Congo, también acogidas aquí, lavan la ropa y cuidan de los bebés. En Don Bosco, todos son una gran familia. 
Queríamos dedicar el último capítulo de este blog a ellos y a la labor que hacen, tan importante para los menores de Congo. Dignifican a las personas por encima de la violencia y los intereses que desangran el país”.  

lunes, 6 de junio de 2011

Salomón.

Si aterriza usted en el aeropuerto de Henderson, de la isla de Guadalcanal, en el atractivo e inmenso Océano Pacífico y mira hacia la derecha cuando el avión esté casi tocando tierra salomónica (¡estamos en las islas Salomón, de las que ésta es la mayor!), verá usted (y casi lo toca con su mano) el Instituto Técnico Don Bosco. 
En aquella isla estuvo en 1568 Pedro de Ortega Valencia entre los hombres mandados por Álvaro de Mendaña que la dio por descubierta. Pedro no pudo reprimir su deseo de dejar prestado en ella el nombre de su pueblo sevillano. Y a pesar de que allí estuvieron después, al menos, franceses, ingleses y alemanes, el nombre de Guadalcanal siguió sonando hasta en los dolorosos hechos de guerra entre japoneses y norteamericanos en noviembre de 1942.
Los salesianos son más recientes en la isla. Llegaron en 1996. Llevando paz. Y como estas son “buenas noches de Don Bosco” puede ser agradable que nos agrade conocer algo de la vida salesiana actual en aquella tierra remota para nosotros. Pero es que, además, puede servirnos de lección y estímulo. De ahí el interés que puede tener esta leve noticia.  
Los días 20 y 21 del Mayo recién pasado, 22 educadores, profesores e instructores de taller participaron en un retiro en la casa Don Bosco de Kola Ridge. Estudiaron los puntos débiles de su acción educativa y reflexionaron sobre su compromiso como educadores y sobre el modo de encontrar soluciones para ayudar a los jóvenes.
 “Enseñar es una vocación que exige compromiso total y entrega a mi profesión” decía Philippa Riimanu, Instructora de habilidades. Y añadía: “No se trata sólo de completar el currículo, sino de hacer posible a cada estudiante que alcance su meta, el objetivo de su vida”.
Conocer a Don Bosco, comprender su Espíritu y vivirlo es necesario porque trabajamos con jóvenes que tienen dificultad para encontrar significado a su vida” decía don Ambrose Pereira, salesiano, Director de la obra de Henderson.
La Jefa de estudios, la señora Camari Bainivalu, por medio de una intervención muy interactiva y participada acompañó a los profesores en el razonamiento sobre el binomio “¿Quién eres? ¿Qué haces?”. El dominico Padre Tom Cassidy, en la Misa de agradecimiento al final del retiro recordó que “todos somos parte del Cuerpo de Cristo, y debemos testimoniar siempre a Cristo en nuestra vida”.
Los participantes quedaron muy satisfechos del retiro: obtuvieron muchas indicaciones sobre el modo de relacionarse con los jóvenes y experimentaron un grato clima de espiritualidad y amistad.

sábado, 22 de enero de 2011

"Sí, mamá... ofrecí mi vida para obetener la gracia de tu vuelta"

Esta niña que se ve en el centro de un fragmento de fotografía hecha en Junín de los Andes (Argentina) en 1900 es, con mucha probabilidad, la beata chilena Laura Vicuña. De ella decían los que la conocieron:
  • “… tenía cara redonda, cutis blanco, rostro siempre rosado, cabellos y ojos grandes, hermosos y más bien oscuros; mirada inteligente e ingenua, modesta, sonrisa habitual aun en los sufrimientos, lloraba y reía al mismo tiempo, la pose de la cabeza un poco inclinada hacia la derecha”
  • “Los cabellos de Laura eran castaños, no muy rizados; los ojos negros”.
  • “Laura era de carita pequeña y redondita al principio, luego flacucha, pero siempre sonriente y afable; cuerpo de estatura regular para su edad, pero más bien delgadita… Color de la piel blanco; trato afable y cortés en sumo grado”.
  • “Laura tenía una carita sonriente, trato afable y cortés, y jamás la vi triste… carita chica y redondita en un principio, luego demacrada, pero siempre sonriente”.
  • “Era de aspecto delicado, tez blanca, cabellos oscuros y abundantes, ojos también oscuros, callada…”
  • “… era una niña de suaves modales, peinado nunca suelto, con trencitas, tomadas con una cinta, sosegada su mirada, modesta; labios no finos, regulares, su cara redondeada, sus mejillas sin color, apenas algo”.
  • “Tenía un aspecto agradable; su mirada era dulce, compasiva, caritativa y cuando estaba sana, tenía unos hermosos colores”.   
  • ”Los ojos de Laura al mirar no pestañeaban… y, al mirar, Laura tenía una sonrisa apenas perceptible”.
  • “… siempre la veíamos con la sonrisa en los labios”
  • “…  Así pude notarla, con su sonrisa triste, sin abundar en palabras ni términos”.
     ¿Y por qué la declaró Juan Pablo II beata en 1988? Tal vez la respuesta esté en las palabras del mismo Papa: “Que la suave figura de Laura Vicuña, gloria purísima de Argentina y Chile, suscite un renovado empeño espiritual en esas dos nobles naciones, y enseñe a todos que, con la ayuda de la gracia, se puede triunfar sobre el mal; y que el ideal de inocencia y de amor, aunque denigrado y ofendido, al final resplandecerá e iluminará los corazones. Porque este mundo pasa, con sus pasiones. Pero el que hace la voluntad  de Dios, permanece para siempre”.
     Su madre, probablemente viuda, pasó de Chile a Argentina (Junín de los Andes) el año 1900 con sus dos hijas Laura y Amanda. Las llegó al colegio recién inaugurado de las Salesianas. ¿Colegio? Eran más bien unos chamizos, dignamente limpios y pintados, al pie los Andes, levantados al extremo de un poblado igualmente pobre, pero menos, de gente advenediza, buena o bronca. Uno de esta última gente, Manuel Mora, dio cobijo a la joven viuda chilena, que se veía obligada a realizar las labores de la casa, complacerle tocando la guitarra y cantando y prestando otros servicios que a Laura, la hija mayor le hicieron encontrar sentido a su vida ofreciéndola a Dios para que su madre volviese al buen camino.
     La vida de Laura en casa de Mora era un tormento. El colegio era su cielo. Y en ambos lugares, hasta el 22 de enero de 1904 en que falleció (faltaban dos meses y once días para cumplir 13 años), vivió buscando realizar la voluntad de Dios, queriendo y sirviendo a sus compañeras de colegio y pensando en su madre.
     «Sí, mamá, yo me muero. Yo misma se lo he pedido a Jesús... Hace casi dos años que le ofrecí la vida por ti... para obtener la gracia de tu vuelta. Mamá, ¿no tendré, antes de morir, la alegría de verte arrepentida?» Mercedes cayó arrodillada en lágrimas, fuera de sí: «¿He sido yo entonces la causa de tu largo sufrimiento y ahora de tu muerte, hija mía? Qué infeliz soy. Mi querida Laura, te juro en este momento que haré lo que me pides... Me arrepiento. Dios es testigo de mi promesa».
     Y se abrazaron tiernamente, llorando.