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jueves, 30 de mayo de 2019

Mare! Mare! Domani! Domani! (Madre... mañana...)


Don Carlos María Viglietti fue el último “secretario” de Don Bosco. Un secretario muy especial porque acompañó a nuestro Padre solo desde mayo de 1884 hasta su muerte (31 de enero de 1888). Pero fueron para Don Bosco tiempos especialmente difíciles. Tiempos de ascensión en la entrega, de sufrimiento físico, de disolución, de preocupaciones, de encuentro definitivo con el Amor.
Le acompañó en sus viajes a Francia en 1885, a España en 1886 y a Roma (inauguración de la Basílica del Sagrado Corazón) en 1887.
Para recordar la fisonomía de Viglietti basta asomarse a la preciosa fotografía del 3 de mayo de 1886 (don Egidio Viganó la calificó como la mejor foto de Don Bosco) en el jardín de la familia Martí Codolar de Barcelona. Es el joven salesiano que está exactamente detrás de nuestro Padre con la mano izquierda sobre el respaldo del sillón.           
Don Carlos María Viglietti escribió una CRONACA DI DON BOSCO (24 marzo 1885-31 enero 1888), que es una delicia, porque refleja la entrega de la vida de un grandioso corazón de padre en seis cuadernillos de humilde apariencia pero de indudable riqueza.
En estas Buenas Noches nos referimos solo a una página, la 140, sobre su recuerdo del día 29 de enero, en la que Viglietti nos dice: “Don Bosco repite con voz suave: ¡Jesús…!, ¡Jesús…! ¡Jesús y María, os doy con mi corazón mi alma! In manus tuas Domine commendo.. commendo spiritum meum! Oh Mare... Mare abridme las puertas del Paradiso!”
Hoy repitió cientos de veces: Mare! – Mare! Domani! Domani!’        
Nos hace bien saber que existen hombres sabios, santos, activos, entregados al servicio de los demás, llenos de méritos y grandeza que cierran la crónica de su vida con una palabra –Madre- que los funde en el Amor del “más allá”. 

sábado, 25 de mayo de 2019

Camina entre vosotras...

El Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, Salesianas, nació en Mornese (Italia), del corazón de una joven entregada al amor de las muchachas necesitadas de orientación, afecto y apoyo en sus vidas, María Mazzarello. Pero tuvo durante varios años su sede central en Nizza Monferrato.
Un grupo de Salesianas hacía ejercicios espirituales en esa Casa de Nizza en junio de 1885. Don Bosco, muy abatido de fuerzas, quiso ir a saludarlas y decirles una “buena palabra” como a él le gustaba definir las que salían de su corazón de padre. En realidad, iba a despedirse de ellas.
Le acompañaba (y le sostenía) don Juan Bonetti, un joven sacerdote salesiano.
Cuando Don Bosco empezó a hablar se refirió enseguida a la Madre de todos, a la Auxiliadora que daba nombre y protección a aquel Instituto. Y afirmó (con energía en su convicción, aunque con la natural debilidad en su voz encendida pero entrecortada): “¿Sabéis? ¡La Virgen está aquí… os quiere mucho… camina entre vosotras!”. Y se emocionaba visiblemente.     
Don Juan Bonetti le quiso aliviar y se introdujo diciendo: “Don Bosco quiere decir que la Virgen os quiere mucho y que…”.
Y Don Bosco, con la energía que sus fuerzas le dejaban, pero rotundamente, le interrumpió: “¡No, no: Don Bosco quiere decir que la Virgen está aquí… os quiere… y se pasea entre vosotras!”.
Esta introducción a unas Buenas Noches nos deben hacer sentir esa presencia de la Madre en nuestras vidas. Somos Bonetti que no vemos. Pero debemos ser Bosco con la limpieza, sencillez y, al mismo tiempo, grandeza, orgullo, seguridad y gratitud de hijos que sienten de verdad esa presencia de ternura constante, respetuosa, silenciosa y - ¡ojalá! – acogida, secundada, eficaz.

domingo, 20 de mayo de 2018

Ella lo ha hecho todo (D. Bosco).


La última vez que Don Bosco estuvo en la Basílica de María Auxiliadora fue el 24 de noviembre de 1887. Por la tarde se celebraba un acto de amplio relieve. Cuatro jóvenes (un francés, Natal Noguier de Malijay, exoficial del ejército; un inglés, que después no siguió en la Congregación; un polaco, Víctor Grahelski, y otro polaco, Augusto Czartoryski) recibieron de Don Bosco, bajo la mirada complacida de la Virgen,  la sotana salesiana.
Fue un acto solemne y emotivo en el que Don Rua (Don Bosco no tenía fuerzas para ello) dirigió unas palabras recordando al joven que quería seguir a Jesús, pero no pudo porque tenía muchos bienes.   
Augusto, príncipe por sus ascendientes familiares polacos y españoles, hizo la profesión religiosa al año siguiente y se ordenó de sacerdote en 1892. Murió al año siguiente y hoy se le honra como Beato en la Iglesia Católica.
(Treinta años más tarde de aquella solemne imposición de sotanas, el 9 de junio de 1918, el Cardenal salesiano Juan Cagliero, enviado por el Papa Benedicto XV, impuso a la imagen el cetro de oro que hoy se puede ver, regalo de la princesa Isabel Montesagrado y Czartoryski).
Don Bosco tuvo que renunciar a sus visitas por el Oratorio de Valdocco, porque sus fuerzas habían ido decayendo rápidamente.
Los últimos años de su vida tuvo como apoyo al joven sacerdote salesiano Carlo Maria Viglietti y que nos dejó una entrañable crónica de los tres últimos años de la vida de nuestro Padre. 
Agradará leer las últimas referencias del escrito de Viglietti.

29 de Enero:
D. Bonetti le decía: Maria, Mater Gratiae. Tu nos ab Hoste protege – y don Bosco continuó: Et hora mortis suscipe.
Qué hermoso es ver a Don Bosco con las manos siempre juntas.
Don Bosco repite para sí: ¡Jesús! ¡Jesús! ¡María! ¡María! Os doy el corazón y el alma mía. In manus tuas, Domine commendo… commendo spiritum meum. Oh Mare… ¡Mare… abridme las puertas del Paraíso!
Hoy repitió cientos de  veces: ¡Mare…Mare! ¡Mañana! ¡Mañana!

martes, 15 de mayo de 2018

Nuestro Auxilio, una mujer.


La imagen de María Auxiliadora que contemplamos con más frecuencia es la que pintó el artista Tommaso Lorenzone por encargo y siguiendo indicaciones precisas de Don Bosco para su Basílica de Valdocco.
La advocación y el título atribuido a la Virgen como Auxilium Christianorum procede de la segunda mitad del siglo XVI (7 de octubre de 1571), cuando el Papa Pío V atribuyó la victoria sobre los turcos a su materna intervención. 
El 12 de Septiembre de 1683 fue Inocencio XI el que promovió en Viena una manifestación de agradecimiento a la Madre de Jesús y de todos los hombres por la victoria de Juan Sobiescki sobre los turcos que asediaban aquella ciudad. Al año siguiente se formó la primera Asociación de María Auxiliadora en Munich (Baviera, Alemania).
Y en 1815 (9 de febrero)  Pío VII, liberado de la prisión a la que le había sometido Napoleón Bonaparte, instituyó su fiesta: 24 de Mayo.
La que preside nuestras Buenas Noches de hoy es obra del canónigo Michele Cattaneo natural de Pontecurone y, por tanto, paisano de San Luis Orione
Fue un regalo para Don Bosco y estuvo en la Basílica hasta la instalación del cuadro de Lorenzone en 1868.
La estatua pasó a un museo de preciosos recuerdos salesianos de Valdocco hasta que el Rector Mayor don Renato Ziggioti la cedió al P. Lorenzo Nicola para el primer seminario orionista de España en Frómista (Palencia). Al cerrarse este, la estatua preside maternalmente la obra orionista de Posada de Llanes, Asturias.

lunes, 15 de enero de 2018

Katisma: el descanso de la Virgen María.

Desde el comienzo de su vida, la Iglesia tuvo en cuenta sólo cuatro de los evangelios en que se escribieron la vida y las palabras de Jesús. Pero la lectura de algunos de los ingenuos relatos de otros, llamados apócrifos, despierta sentimientos de ternura y piedad.
En el capítulo tercero del llamado Evangelio de Santiago se lee: “José ensilló la asnilla e hizo que María se sentase en ella [...] Cuando estuvieron a tres millas de distancia, José se volvió y al verla triste se dijo: «Probablemente lo que lleva dentro la hace sentirse mal...». Y otra vez que se volvió José vio que reía. Entonces le dijo: «María, ¿qué es lo que tienes que veo tu rostro unas veces que ríe y otras sombrío?». Y dijo María a José: «Es porque veo con mis ojos dos pueblos: uno que llora y se golpea el pecho y el otro que se alegra y goza». Llegados a la mitad del camino, María le dijo. «Bájame de la asnilla, porque lo que está en mí aprieta y me obliga a dar a luz»”
Aquel lugar, a unos cinco kilómetro de Belén en el camino de esta ciudad a Jerusalén, fue honrado, siguiendo la tradición, por los cristianos desde los primeros tiempos. Una mujer devota de mitad del siglo V, Ikelia, levantó sobre la piedra en que, según la tradición, se había sentado María para descansar, una basílica. Se la llamó con el nombre griego de Katisma (asiento o lugar de descanso). Los árabes la llaman Bir-el-Quadismu, “Pozo del Descanso” o “Pozo de los Magos”.
Las excavaciones realizadas por  los judíos (dirigidas por Rina Avner) dieron a conocer una planta octogonal, en cuyo centro sobresale unos ocho centímetros del suelo una roca. Dos anillos de columnas rodean el octógono y hay, en forma de cruz, cuatro capillas. El conjunto mide cincuenta y dos metros de largo. 
Estos hechos revelan tanto la ternura con que los fieles seguían los pasos de María, como la mirada llena de compasión de ella hacia los hombres («Veo con mis ojos dos pueblos...») y la de aquellos primeros devotos a la Madre de Jesús, a la que sentían como una Madre sencilla y necesitada del mimo de sus hijos.
Un antiguo escritor decía a propósito de esta piedra, Katisma, y del descanso de María y del cansancio de Jesús: “... aun teniendo hambre, eres el pan de la vida, y teniendo sed, eres el refrigerio de los sedientos: eres río de incorruptibilidad. Y aun cuando te cansas recorriendo la tierra, caminas sin dificultad sobre las olas del mar. «Levántate, Señor, y ven a tu descanso tú y el arca de tu santificación»: evidentemente la Virgen, la Madre de Dios. Porque si tú eres la perla, con todo derecho ella es el cofre. Si tú eres el sol, necesariamente será llamada cielo la Virgen. Si tú eres la flor incontaminada, la Virgen será entonces planta de incorrupción, paraíso de inmortalidad”.
No es ahora distinto. Ella sigue colaborando, siempre Auxiliadora, en la obra de su Hijo. Camina entre nosotros, toma descanso con nuestro descanso, siente la presura de dar a luz, a la Luz, para rescatarnos de la tiniebla.

sábado, 20 de mayo de 2017

María Auxiliadora en Kawaguchi.

Kawaguchi, precioso lago casi a los pies del Monte Fuji, significa algo así como “Linda Boca”. O no. Pero tanto el monte como el lago son dos bellezas extraordinariamente espirituales que atrajeron a un grupo de 40 miembros de dos ADMA (Tokyo y Hamamtsu) del Japón en esta Primavera para un retiro espiritual.   
Como el grupo era casi universal (además de los japoneses había 9 brasileños, 5 peruanos y 2 filipinos), estaban con ellos, además del Director espiritual de la ADMA, don Ángel Hitoshi Yamanouchi, el Provincial, don Mario Michiaki Yamanouchi, el vietnamita don Dong Tan Hien, el portugués don Ambrosio da Silva y la Hija de María Auxiliadora Sor Teresita Matsumoto.
¿Hacía falta escribir tanto nombre inasequible para nuestra cómoda enunciación española? Pues precisamente, sí. Porque la intención al escribir estas líneas es la de subrayar cómo la Presencia viva de la Madre de todos los hombres, María, Madre del Hermano mayor de todos ellos, Jesús de Nazaret, y Auxiliadora de todos, atrae también en un lugar tan lejano, como en tantos y tantos lugares del mundo, a los miembros de una ADMA (Asociación De María Auxiliadora) querida por Don Bosco.     
Afortunadamente donde está la Madre acuden los hijos. Y tristemente sucede que cuando falta la Madre la familia se dispersa. 
A Mayo (en el hemisferio sur de América lo hacen desde el 8 de noviembre al 8 de Diciembre) lo llamamos el mes de María. Y no porque haya flores que podamos llevarle, sino porque ella es la Flor más hermosa que nunca deja de atraernos a sus brazos, con los que nos ofrece a su Hijo, para que la familia que somos siga siendo siempre y cada día más firmemente familia.
Durante el retiro de Kawaguchi se celebró la admisión de 23 nuevos miembros del grupo de Hamamatsu que pronunciaron la fórmula de compromiso y confirmaron el propósito de dar testimonio, como miembros de ADMA y como discípulos de Jesús, en la sociedad japonesa. Precioso ejemplo para cada uno de los que tenemos a María Auxiliadora como Madre de nuestras vidas. 

domingo, 12 de marzo de 2017

Neuschwanstein, nuevo cisne de piedra.

Los que nos movemos bajo la mirada de María, la Madre de Jesús de Nazaret y Madre nuestra, y lo hacemos acompañados por Don Bosco, nos alegra verla, tal como figura en su Basílica de Turín, en el castillo de Neuschanstein, “nuevo cisne de piedra”, de Luis II de Baviera. De los tres castillos que Luis II quiso erigir, Lindenhorf, Herrenshiemsee y Neuschwanstein, prefirió este último. Se comenta que Walt Disney se inspiró en él para el que regaló a la “Bella durmiente”. Y a él dedicó Luis II todo su cuidado y en él residió más asidua y largamente. Bajo su sombra murió, ahogado en el lago Starnberg, a los cuarenta años en 1886. 
Su vida fue difícil. En su diario se refería a su esfuerzo diario por ser fiel a su fe católica y por desempeñar su servicio a Baviera como príncipe bávaro de la Casa de Wittelesbach y rey de Baviera. Había animado y había sido mecenas durante un cierto tiempo de Richard Wagner y apoyó para ello la construcción del teatro de Bayreuth donde, como es bien sabido, se siguen presentando anualmente obras del gran compositor.
A Luis II le llamaron el Rey Loco. Su infancia y adolescencia estuvieron sometidas a un control severo por parte de sus preceptores. Y en muchas de las manifestaciones de su corta vida aparecía como un personaje apartado y extraño. Hasta el punto de que fue declarado por los médicos, después de 22 años como rey sucesor de su padre Maximiliano II, incapaz de reinar.
En el extremo cuidado que puso en perfeccionar su castillo preferido, decidió que la entrada a su interior desde el patio principal, estuviese guardada por el arcángel Miguel en su gesto de eliminar al Maligno. Y por la Madre de todos los hombres, que eleva hacia lo alto el cetro protector de todos ellos.
Se nos pueden ocurrir con estos comentarios, dos aplicaciones para nuestra vida de forjadores de hombres. No es el rigor el que modela al hombre equilibrado. Lo es, en cambio, sin excepción y de un modo decisivo, el amor administrado sabiamente. En la historia de nuestra vida interior, la que nos hace elegir los caminos de nuestra identidad humana completa, la presencia amorosa y auxiliadora de la Madre es una garantía de acierto final.  

miércoles, 18 de mayo de 2016

Su mirada.

Cuando Don Bosco, en 1862, tuvo conocimiento de la aparición de María, como Auxiliadora de los Cristianos, al niño Riguetto Cionchi en Spoleto, decidió dedicarle una nueva iglesia bajo esa advocación en el Oratorio de Valdocco. No se trataba solo de disponer de un espacio capaz de acoger a todos sus muchachos, sino de elevar un monumento a la Madre y Maestra de todas sus obras “en tiempos tristes”, decía él,  para la Iglesia y la fe cristiana.
Comenzaron las obras en 1863 y se consagró el 9 de Junio de 1868. Del nuevo templo decía Don Bosco: “No existe un solo ladrillo que no sea señal de alguna gracia”. Y por eso: “María Auxiliadora se ha edificado su casa”.     
La Basílica se amplió setenta años más tarde agrandando el espacio del presbiterio y sus aledaños y terminando esas obras en 1938. Lo único que queda de esa zona de la iglesia construida por Don Bosco fue el cuadro de siete metros por cuatro  que había encargado al artista natural de Pancalieri Tommaso Andrea Lorenzone. Don Bosco le dio la idea: “En lo alto María Santísima entre los coros de los ángeles, después el coro de los profetas, de las vírgenes, de los confesores. En el suelo los emblemas de las grandes victorias de María y de los pueblos del mundo que elevan las manos hacia ella pidiendo su auxilio”. Y el mismo Don Bosco la describía así: “La Virgen se mueve en un mar de luces y de majestad. Rodeada de ángeles los cuales la saludan como su Reina. Con la mano derecha sostiene el cetro, que es el símbolo de su gran poder, con la izquierda sostiene al Niño Jesús quien tiene los brazos abiertos ofreciendo de esta manera su gracia y su misericordia a quien recurre a su augusta Madre. Rodeándola y hacia abajo se ven a los Apóstoles y los Evangelistas, quienes transportados en un dulce éxtasis, mirando a la Virgen es como si exclamaran: Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros. En la parte inferior del cuadro se ve la ciudad de Turín, con el santuario de Valdocco en primer plano y con el fondo de Superga. Lo que es de gran valor en el cuadro es su idea religiosa que genera una impresión devota a quien lo observa”.
Como sugerencia para la reflexión de quien lea esto, añado unos párrafos de la crónica de Valdocco de aquellos días: «Cierto día –cuenta un sacerdote del Oratorio – entré en el estudio del pintor para ver el cuadro. Estaba sobre una escalerilla dando los últimos toques al rostro de la imagen de la Virgen. No se volvió al ruido de mi entrada, continuó su trabajo. Después de un rato descendió y se puso a contemplar el efecto que daban los últimos retoques. De pronto se percató de mi presencia: me tomó  de un brazo y me llevó a un punto desde donde pudiera apreciar mejor el cuadro y, una vez allí, me dijo: -¡Mire qué hermosa es! No es obra mía; no soy yo quien pinta, hay otra mano que guía la mía. Y esta, a mi parecer, pertenece al Oratorio. Diga, pues, a D. Bosco que el cuadro saldrá como él lo quiere. Estaba locamente entusiasmado. Después se puso nuevamente a su trabajo”. Cuando se llevó el cuadro a la iglesia y se colocó en su lugar, Lorenzone cayó de rodillas derramando abundantes lágrimas».

domingo, 20 de marzo de 2016

Siempre se adelanta.

Parece, y así se asegura, que la llegada de los salesianos a algún lugar va precedida, siempre y de un modo u otro, por la de la Madre de todos, Auxiliadora de los intereses de su Hijo y de la vida de los que los reparten. Pero hay casos en los que ese hecho llama mucho la atención. Veamos si es verdad.
Los Salesianos trabajan en Brasil desde 1883. Pusieron el pie en Niterói, cercano a Río de Janeiro y crecieron hasta abrir 112 casas, en seis inspectorías o provincias, en las que 761 salesianos sirven hoy a la juventud.
La Inspectoria “San Juan Bosco” de Belo Horizonte conoció la estatuita que vemos en el encabezamiento de estas líneas y que tiene una historia especial. Parece que llegó a aquella nación en 1817, sesenta y seis años antes que los salesianos. 
Dimas Coelho Perpétuo la mostró al Inspector don Orestes Fistarol y al salesiano coadjutor Raymundo Mesquita. Dimas declaró que la había recibido de Maria de Lourdes Monteiro de Souza, bisnieta de Marie Joaquine Sauvan, que llegó a Brasil en 1817 desde Austria, como dama de compañía de la Princesa Leopoldina, esposa de Don Pedro I. La imagen pasó por varias generaciones hasta la ya mencionada Maria de Lourdes que se la regaló al señor Coelho Perpétuo quien la había asistido hasta su muerte en 2014.
Es una estatuita de marfil de la que don Orestes Fistarol comenta: “Es un modo antiguo de presentar a María Auxiliadora. Tiene un aspecto parecido a la de Turín. Como una adaptación de la Inmaculada, típico de las primeras imágenes de María Auxiliadora. Es interesante notar que el Niño Jesús sostiene el mundo en su mano: es muy significativo”.
El señor Dimas Coelho ha dicho que uno de sus objetivos es encontrar un experto para que se analice la estatuita y se descubra la fecha de su ejecución, dado que si llegó a Brasil en 1817, debe haber sigo tallada mucho antes.
La imagen de María Auxiliadora que se tenía por más antigua en el país es una talla en madera que se encuentra en el Centro Inspectorial de Belo Horizonte y que llegó a Brasil desde Italia hace unos 140 años.
Confiar en María es un rasgo que no falla en sus hijos. Pero descubrir que su presencia materna nos ha precedido siempre no se nos ocurre hasta que un día constatamos que algo singular que acaece en nuestra vida se debe a Ella, que estaba antes allí.

domingo, 14 de febrero de 2016

Neuschwanstein.

Sin duda conoces este castillo del que se dice que es el más bonito de todos los tiempos. Como sabes, está en Fussën (Baviera) cerca de la frontera de Austria. Es obra del rey Luis II de Baviera, mal llamado “el loco” y entusiasta del mundo y de la música de Richard Wagner. A Walt Disney le encantó hasta el punto de que quiso que La Bella Durmiente viviese en un castillo como ese. Y para ella lo plasmó en su película y después en Disneylandia. Este de Neuschwanstein era sin duda el más impresionante de los tres que construyó. Los otros son el de Linderhof y el de Herrenchiemsee. Y en él puso todo su cuidado y en el pasó los últimos días de su vida.
Luis II fue un rey que superaba la frontera de la normalidad y por eso su gobierno obtuvo un dictamen médico que lo declaró incapacitado para gobernar. ¿Era verdad? Su muerte y la de su médico, el doctor Gudden tuvieron lugar poco tiempo después el 13 de junio de 1886 en el lago Starnberg, a los pies del castillo.
Nos referimos aquí a este célebre castillo porque en el patio interior quiso Luis II que figurasen dos grandes pinturas, la del Arcángel San Miguel y la de María Auxiliadora. Su sólida fe católica le pedía tener las imágenes de los defensores de esa fe y de su vida a la entrada de su morada.
Este último deseo de Luis II puede servirnos de suave y valiosa sugerencia. ¿Mantengo a la Madre de Jesús como defensora de mi casa, de mi puerta, de lo más hondo de mí? ¿Tengo hacia Ella, sea yo creyente o no, la admiración y el afecto que despiertan las pocas y leves pero profundas y determinantes referencias a su persona que nos presentan los evangelios de su Hijo? ¿Sabes que era diáfana y pronta en descubrir la verdad de la Palabra divina, diligente en servir (te lo dirán su prima Isabel y los novios que no previeron que los invitados a su boda iban a beber tanto), fuerte en creer, grande en ver a su Hijo enfermo (o eso creyó cuando le vio decir y hacer cosas inusitadas), decidido en sanar el mal, más decidido aún en combatir la ceguera y, sobre todo, decidido a dar la vida para  rescatar a todos, después de habernos dicho “Esa es tu Madre”?

martes, 19 de mayo de 2015

Auxiliadora.

El-Bahnasa es el nombre actual de la antigua ciudad egipcia de Per-Medyed a unos 150 kilómetros al sudoeste de El Cairo, en Egipto. Pero cuando los griegos llegaron allí, con la “dinastía” de los Ptolomeos en el siglo IV aC, la llamaron Oxirrincos, que significa, más o menos, morro agudo, nombre que atribuían a un pez, indecorosamente mordaz.       
La ciudad fue cuna de una vida y una cultura intensas y variadas hasta que, por falta de agua en su canal de Bahr-Yusef, fue poco a poco abandonada, hollada, saqueada y olvidada, sobre todo a  partir del año 641 con la invasión árabe.
Y llegó Napoleón en 1799 con sus soldados y sus estudiosos. Y uno de estos,  Vivant Denon descubrió bajo aquellas arenas, aquí y allá,  una prodigiosa fuente de cultura: que no llegaron a identificar.
Casi un siglo más tarde, 1897,  Bernard Pyne Grenfell y Arthur Surridge Hunt excavaron, descubrieron y se llevaron a Inglaterra miles de papiros con escritos apasionantes de comercio, filosofía, matemáticas, ciencias, historia, religión…: los Oxyrhynchus Papyri.

No interesaría mucho para este escrito todo lo anterior si entre los papiros de contenido religioso no se hubiese identificado uno con este contenido que, sin duda, te suena:

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!


Vale la pena subrayar tres palabras del texto griego (según el estudioso Edgar Lobel del año 250, más o menos) eusplanjnían (tiernas entrañas), que es mucho más que “amparo” o “auxilio”; zeotóke (Madre de Dios); y, repetida dos veces, móne (la única), para apreciar la antigüedad, la delicadeza y la veneración del que compuso esta invocación y de los que, apreciando todo eso, la rezaron, la transmitieron y la copiaron.

sábado, 2 de mayo de 2015

La Basílica.

En 1815, hace dos siglos, se celebró por primera vez, el 24 de Mayo, la fiesta litúrgica de María Auxiliadora. Así lo había dispuesto el Papa Pío VII al ser liberado, el 24 de Mayo del año anterior, de la prisión y destierro impuestos por Napoleón Bonaparte.
Tres meses más tarde, el 16 de Agosto de aquel mismo año, nació en I Becchi, cerca de Castelnuovo de Asti (Monferrato, Italia), Juanito Bosco Occhiena.
Y hace 150 años, el 27 de Abril de 1865, se puso la primera piedra de la Basílica de María Auxiliadora de Valdocco, Turín.
Los que seguimos esa brillante estela estamos de nobles e históricos centenarios y centenarios y medio y nos movemos en el amado aroma de la Madre y de su más decidido Paladín.
La piedra angular de la futura iglesia de María Auxiliadora fue bendecida por el obispo de Susa, Mons. Giovanni Antonio Odone, y colocada, como ya sabemos, con la presidencia oficial del Duque Amadeo de Aosta, hijo del rey Vittorio Emanuele II. Allí estaban también (a Don Bosco le gustaba que todos conociesen su obra, porque necesitaba la ayuda de todos) el gobernador, el alcalde y otras insignes y numerosas personalidades. Y la amada y alegre marea de sus hijos, salesianos y jóvenes, devotos de la Virgen, bienhechores y el pueblo turinés.
Don Bosco dio a conocer el hecho al gran público con un folletito conmemorativo y organizó una grandiosa lotería.
Los trabajos de construcción, confiados a la empresa del capataz Carlo Buzzetti, se habían comenzado casi dos años antes, en otoño de 1863. Una vez concluida la excavación, en abril de 1864, Don Bosco dijo a Buzzetti: “Quiero darte en seguida un adelanto para los grandes trabajos”. Y al decir esto sacó su portamonedas, lo abrió y dejó caer en las manos de Buzzetti su contenido: ocho monedas, ni siquiera media lira. “¡Tranquilo! La Virgen proveerá el dinero necesario para su iglesia”.
Veinte años antes, cuando Don Bosco soñaba despierto con llevar su Oratorio incipiente a todo el mundo, soñó, durmiendo, que la Virgen María se le presentaba como una Pastorcita y le invitaba a mirar hacia el Sur.  “Miré – escribía Don Bosco - y vi un campo sembrado de hortalizas. -  Mira otra vez – me dijo. Miré una vez más y vi una magnífica iglesia, muy grande. En su interior había una gran cinta blanca sobre la que estaban escritas, con grandes caracteres, estas palabras: «HIC DOMUS MEA, INDE GLORIA MEA» («Esta es mi casa, de aquí saldrá mi gloria»)”.
“En este Bicentenario del nacimiento de Don Bosco y de la institución de la fiesta litúrgica de María Auxiliadora es justo hacer memoria de la “Gloria” que María Auxiliadora ha manifestado desde su casa. Especialmente hoy María quiere que de esta su casa, su Gloria llegue hasta nuestras casas, renovando la vida de las familias según el diseño de Dios”.
Así se expresa don Pierluigi Cameroni, Postulador General de las Causas de los Santos de la Familia Salesiana y Consiliario mundial de las Asociaciones de María Auxiliadora.
“En esta perspectiva – continúa don Pierluigi - se sitúa la celebración del VII Congreso Internacional de María Auxiliadora, acontecimiento de toda la Familia Salesiana, que se celebrará en Turín y en el Colle don Bosco del 6 al 9 de agosto de 2015”.