lunes, 9 de octubre de 2017

Tito Zeman, mártir de la Fe (1/2).

Es natural que Don Bosco quiera darnos unas Buenas Noches hablando de este querido hijo suyo.

Tito Zeman nació el 4 de enero de 1915 en Vajnory, cerca de Bratislava. Y desde pequeño dijo que quería ser sacerdote. El camino hacia el altar lo comenzó en varias casas salesianas hasta su profesión como salesiano en 1932. Estudió teología en la Universidad Gregoriana de Roma y en 1940 fue ordenado sacerdote en Turín-Valdocco.
En abril de 1950 el régimen comunista ocupó las casas de los religiosos que fueron concentrados en conventos transformados en campos de concentración: «La noche de los bárbaros». Aquella noche Tito se encontraba en una parroquia diocesana por lo que quedó libre del encarcelamiento. Él y Ernest Macak, joven salesiano, programaron el paso de fronteras de Checoslovaquia y Austria para llegar a Turín de varios jóvenes salesianos para que en aquella ciudad italiana completasen su formación. Lo lograron con dos expediciones. Pero en la tercera fue arrestado con gran parte de sus componentes. Durante los interrogatorios le pegaron y le rompieron algunos dientes. 
Zeman se atribuyó toda la responsabilidad y la organización de la fuga. Sobre este período, el mismo Tito declaraba: «Cuando me apresaron empezó mi Viacrucis. Desde el punto de vista psíquico y físico lo he vivido durante el encarcelamiento preliminar. En la práctica duró dos años… Vivía con el temor continuo de que en cualquier momento se abriera la puerta de mi celda y me llevasen fuera, al lugar de ejecución. Mire, por esto todos mis cabellos se han vuelto blancos. Si vuelvo a las torturas inimaginables sufridas en los interrogatorios, te digo sinceramente que todavía me vienen escalofríos. Al pegarme y torturarme empleaban métodos inhumanos. Por ejemplo, llevaban un cubo lleno de porquería de cloaca, me metían en él la cabeza y la mantenían en él hasta que comenzaba a ahogarme. Me daban fuertes patadas en todo el cuerpo y me golpeaban con cualquier objeto. A raíz de uno de estos golpes, me quedé sordo durante varios días».
Tuvo un duro proceso en el que se le declaró traidor a la patria y espía del Vaticano. El fiscal general pidió para él la pena de muerte. El 22 de febrero de 1952 fue condenado a «solo» 25 años de cárcel incondicional y marcado como «mukl», o sea, «hombre a eliminar». El 10 de marzo de 1964 salió de la prisión en libertad condicional, solo después de casi 13 años de reclusión y tras haber sido excluido de numerosas amnistías. Su salud estaba seriamente quebrantada. Vivió con su hermano, trabajando de obrero en un almacén de productos textiles. Más tarde le permitieron trabajar de almacenista; ocupación que desempeñó hasta el fin de sus días.
Murió cinco años después, el 8 de enero de 1969, con una gloriosa fama de martirio y de santidad. «Aunque tuviese que perder la vida, no la consideraría malgastada, sabiendo que al menos uno de aquellos a los que ayudé ha llegado a ser sacerdote en mi lugar».
Su beatificación tendrá lugar el sábado 30 de septiembre a las 10:30 en Bratislava

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