sábado, 17 de septiembre de 2016

Mi dirección...

Bernard Kaiau es un joven salesiano de Papua Nueva Guinea. Se prepara, madurando su respuesta a la llamada de Dios, al servicio como salesiano de sus connacionales.   Leer su testimonio nos puede hacer bien. Sobre todo a los que sienten cansancio por el mucho tiempo que llevan esperando respuestas como esta. 
“Procedo de una familia católica. Mi padre es profesor y mi madre ama de casa. Mi interés por la vocación nació ya en tierna edad, gracias a los principios cristianos recibidos de mis padres: nos llevaban a los rosarios organizados en los diferentes grupos de cristianos, sobre todo en el mes de octubre; y todos los domingos a la Misa.
He crecido tratando siempre de portarme bien y corrigiendo a mis amigos cuando se equivocaban. Las señales de una vocación ya estaban, pero todavía no estaba clara la dirección hacia la vida religiosa.
Esta se hizo clara en el 2003, en la escuela técnica Don Bosco Vanimo. Estuve en ella cuatro años como estudiante interno. El ambiente positivo facilitaba el aprendizaje y me ayudó a crecer en todos los aspectos de mi vida. Lo que me orientó hacia la vida religiosa fue el rosario diario, la disponibilidad de los sacerdotes para confesiones y retiros, los pensamientos de los 'buenosdías’ y de las 'buenasnoches', además de la continua presencia de los Salesianos entre nosotros los muchachos en las excursiones, en los patios, y en otras actividades….
Así decidí unirme al grupo de vocaciones y en 2006 entré en el seminario Savio Haus. Pero en mayo de 2007 me afectó gravemente la malaria cerebral y quedé hospitalizado durante una semana. Pensé que era el final de mi vocación y de mis estudios".
Para Bernard, aun después de volver a los estudios y a su vida de aspirante, las dificultades no habían acabado: la familia le pidió que emprendiese un trabajo y él  mismo tuvo dudas porque se sintió atraído hacia una amiga universitaria. Pero al final la llamada fue más fuerte. Con la oración, la comprensión de su familia y el apoyo de los Salesianos fue a hacer su curso de pre-noviciado a Cebú, al que siguió la etapa del noviciado.
“Los dos años de formación me ayudaron a mirarme más profundamente a mí mismo y con la ayuda de Dios tomé la decisión de ser Salesiano de Don Bosco… Lo que verdaderamente me motivó fue el esfuerzo incansable de los misioneros salesianos que aquí, en nuestro país, siguen ayudando y formando a los jóvenes para que se hagan buenos cristianos y honrados ciudadanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.